Historia de Lusa

Plaza Comercial LUSA cuenta con más de 40 años de brindarle a los heredianos distintas ofertas que se adaptan a sus necesidades. Desde su inicio en los años 80 con su fundador el empresario herediano Víctor Manuel Quesada Matamoros el edificio no siempre llevo el nombre de LUSA, en sus inicios se llamó IMPORTADORA QUESADA y era una tienda de electrométricos atendido por el propio fundado don Víctor. Después en sufrió un giro de negocio pasó a ser un edificio de alquiler de locales comercial y su nombre cambió a CEYVI HEREDIA, siendo la misma infraestructura, pero ahora con diferentes tiendas comerciales, en el año 2018 se convirtió en el Plaza Comercial LUSA liderado por la nieta de don Víctor, y con el mismo nicho de mercado alquiler de locales comerciales, pero con una visión más moderna, sus primeros trabajos fue la remodelación completa del edificio, tanto en la apariencia física como a nivel mecánica de todo el edificio, teniendo un giro de 360 grados, con el espíritu y visión que plasmó don Víctor al edificio, recuperando casi 10 años de estancamiento, después de la muerte de su fundador Víctor Manuel Quesada Matamoros.

Historia contada por don Víctor, el niño del monte que le declaró la guerra a la pobreza.

Hoy es un día domingo, don Víctor se prepara temprano, ya desayuno se dirige hacia la iglesia, como es su costumbre todos los domingos, asistirá misa de 7:00 de la mañana. Camina las cuatro cuadras que hay de su casa a la iglesia.

Con este domingo se cumple quince días desde que abrió su pequeño negocio. Pero tiene que esforzarse al máximo para recuperarse en lago de la pérdida que tuvo hace veintidós días, cuando se le metieron a robar. El entusiasmo por su trabajo no se derrumba tan fácilmente, por eso dejó aquel inseguro local y consiguió este otro que además tiene el cielo raso de concreto, lo que hace muy difícil que se metan a robar por allí.

Bueno ahora es borrón y cuenta nueva. Don Víctor con el mayor entusiasmo, ya tranquilo, a continua su esfuerzo con el trabajo y así como el tiempo pasa, también la actividad mejora. Aumenta su clientela y con ella la superación económica que es el resultado de varios años de trabajo.

Ahora don Víctor quiere tener su propio local, donde el sienta esa seguridad de que nadie le pueda decir ¨Ya no te alquilo más¨ o ¨desocupe que vamos a construir de nuevo¨. El quiere sentir esa seguridad que da el tener su propio local, ese sueño que todo comerciante tiene, aunque no todos lo pueden lograr.

Después de asistir al estadio para ver un partido de fútbol de su equipo favorito, se encuentra a la salida del estadio con un empresario bien conocido por el. El tema central de la conversación gira sobre una propiedad que dicho señor tiene y que precisamente se ubica al frente del local que alquila don Víctor, pero la propiedad es muy grande, al menos para la posibilidad con las que cuenta él. Quiere que le venda tan solo una parte donde poder construir su propio local, pues además tiene ahorrado para este fin tan solo como la cuarta parte del valor de la propiedad.

El empresario le dice a don Víctor que está dispuesto a venderle, pero con la condición que debe ser toda la propiedad y ofreciéndole un plazo de hasta tres años para pagar el saldo que correspondía a lo equivalente al 75% del valor total de pal propiedad.

Esta conversación se da muestras caminaban, cuando solo había recorrido como cien metros, don Víctor armándose de valor y de fe en si mismo, acepta el trato.

Al día siguiente, a primera hora, los dos se hicieron presentes ante el abogado que haría la escritura, tal cual y como habían conversado. El empresario pudo notar, seguro, cierto nerviosismo en don Víctor, por lo que para tranquilizarlo le dice ¨No te preocupes, dentro de un año o cuando quieras, puedes devolverme la propiedad y no solo te reconozco el mismo valor pagado, sino también los interés …¨esto tranquilizó a don Víctor, quien le dio las gracias, pues sabía que esa noche podría dormir tranquilo, no como la noche anterior que la pasó en vela, meditando si podría cumplir con semejante compromiso.

Antes del plazo convenido en la compra de la propiedad, don Víctor había cancelado la totalidad de la deuda, pues había puesto todo su empeño y esfuerzo para terminar con esa obligación lo más pronto posible.

Ahora estaba que se desbordaba de optimismo, ya sentía la seguridad que en su futuro no lejano estaría estrenado su propio local.

De inmediato empieza ahorrar para la inversión de la futura construcción. Tres años después estaba construyendo, no un local, sino todo un edificio de dos plantas y de primera calidad, aprovechando sus ahorros como también un pequeño préstamo que logró con una institución del Estado.

En esta construcción don Víctor pone todos sus conocimientos en práctica, para lograr verdaderas innovaciones en ese campo. Para empezar, le dio los locales una altura de piso a cielo mayor a lo acostumbrado, suficiente como para permitir que se aprovechara ese espacio construyendo un mezanine, pues como comerciante sabe que es muy importante tener una bodega y todavía mejor si está dentro del mismo negocio.

A partir de entonces, el negocio se consolidó muy bien, lo que le permitió con el tiempo una solvencia económica que le permitiría proyectar incluso nuevas inversiones.